PIAGET
Introducción:
Piaget distinguía entre aprendizaje en sentido estricto, por
el que se adquiere del medio información específica, y aprendizaje en sentido
amplio, que consistiría en el proceso de las estructuras cognitivas por
procesos de equilibración. Piaget considera que el primer tipo de aprendizaje,
representado principalmente por el
condicionamiento clásico operante, está subordinado al segundo o, dicho de otra
forma, que el aprendizaje de conocimientos específicos depende por completo del
desarrollo de estructuras cognitivas generales. Esta posición de Piaget con
respecto a las relaciones entre aprendizaje y desarrollo le lleva a negar
cualquier valor explicativo al aprendizaje por asociación, ya que, según él,
para prestar una noción adecuada del aprendizaje, hay primero que explicar cómo
procede el sujeto para construir e inventar, no simplemente cómo repite y
copia. Para Piaget, el progreso cognitivo no es consecuencia de la suma de
pequeños aprendizajes puntuales, sino que está regido por un proceso de
equilibración. De esta manera, Piaget considera que el comportamiento y el
aprendizaje humanos deben interpretarse en términos de equilibrio. Así, el
aprendizaje se produciría cuando tuviera lugar un desequilibrio o un conflicto
cognitivo. Para Piaget, lo que entra en desequilibrio son dos procesos
complementarios: la asimilación y la acomodación.
Asimilación y acomodación:
Piaget dice que la asimilación es la integración de
elementos exteriores a estructuras en evolución o ya acabadas en el organismo.
Así, en términos psicológicos, la asimilación serpia el proceso por el que el
sujeto interpreta la información que proviene del medio, en función de sus
esquemas o estructuras conceptuales disponibles.
Aunque los sujetos se ven enfrentados a un estímulo carente
de significado, una simple y caprichosa mancha de tinta, asimilan eses estímulo
a uno de sus esquemas o conceptos disponibles: el concepto de murciélago o de
mariposa. De hecho, todo nuestro conocimiento se produce así. El mundo carece
de significados propios y somos nosotros los que proyectamos nuestros propios
significados sobre una realidad ambigua como una mancha de tinta. Pero si el
conocimiento se basara solo en la asimilación, viviríamos en un mundo de
fantasías y fabulaciones muy próximo al de Alicia en el país de las maravillas.
Las cosas no serían sino lo que nosotros quisiéramos o pretendiéramos que
fueran que fueran. Si únicamente existiese la asimilación, gran parte de
nuestros conocimientos serían fantásticos y conducirían a continuas
equivocaciones. Es necesario, por ello, un proceso complementario, que Piaget
denomina acomodación. Gracias a él, nuestros conceptos e ideas se adaptan
recíprocamente a las características, vagas pero reales, del mundo. Ante la
mancha, las personas activan determinados esquemas de asimilación y no otros.
Aunque se trate de una mancha de tinta, su contorno sugiere ciertos objetos y
no otros. Pero la acomodación no solo explica la tendencia de nuestros
conocimientos o esquemas de asimilación a adecuarse a la realidad, sino que,
sobre todo, sirve para explicar el cambio de esos esquemas cuando esa adecuación
no se produce. Si mis esquemas son insuficientes para asimilar una situación
determinada, probablemente modificaré alguno de mis esquemas, adaptándolo a las
características de la situación. Es así como Piaget define la acomodación:
llamaremos acomodación a cualquier modificación de un esquema asimilador o de
una estructura, modificación causada por los elementos que se asimilan. Pero la
acomodación supone no solo una modificación de los esquemas previos en función
de la información asimilada, sino también una nueva asimilación o
reinterpretación de los datos o conocimientos anteriores en función de los
nuevos esquemas construidos. La adquisición de un nuevo concepto puede
modificar toda la estructura conceptual precedente. Lo que sucede con los
conocimientos nuevos es que pueden consistir en un saber aislado, integrarse en
estructuras de conocimiento ya existente, modificándolas levemente, o
reestructurar por completo los conocimientos anteriores. Como se puede ver,
ambos procesos, la asimilación y la acomodación, se implican necesariamente: no
hay asimilación sin acomodación pero… la acomodación tampoco existe sin una
asimilación simultánea. Según Piaget el progreso de las estructuras cognitivas
se basa en una tendencia a un equilibrio creciente entre ambos procesos. Cuanto
mayor sea ese equilibrio, menores serán los fracasos o errores producidos por
las asimilaciones o interpretaciones de las cosas. Pero también, y eso es muy
importante, solo de los desequilibrios entre estos dos procesos surge el
aprendizaje o el cambio cognitivo.
Piaget elaboró varios modelos del funcionamiento de ese
proceso de equilibración. En el último de ellos sostiene que el equilibrio
entre asimilación y acomodación se produce y se rompe, en tres niveles de
complejidad creciente:
1) En el primer nivel: los esquemas que posee el sujeto
deben estar en equilibrio con los objetos que asimilan. Así, cuando la conducta
de un objeto no se ajusta a las predicciones del sujeto, se produce un
desequilibrio entre sus esquemas de conocimiento y los hechos que asimilan.
2) El segundo nivel tiene que existir un equilibrio entre
los diversos esquemas del sujeto, que deben asimilarse y acomodarse
recíprocamente. De lo contrario, se produce un conflicto cognitivo o
desequilibrio entre dos esquemas.
3) Por último, el nivel superior del equilibrio consiste
en la integración jerárquica de esquemas previamente diferenciados. De no ser
así, se producirán continuos desequilibrios o conflictos entre esos esquemas.
Respuesta a los conflictos cognitivos: la toma de
conciencia:
Según Piaget habría dos tipos globales de respuesta a las
perturbaciones o estados de desequilibrio. Las respuestas no adaptativas
consistirían en no tomar conciencia del conflicto existente, esto es, en no
elevar la perturbación a rango de contradicción. Es obvio, que, al no concebir
la situación como conflictiva, el sujeto no hará nada para modificar sus
esquemas. En este sentido, la respuesta no es adaptativa, ya que no produce
ninguna acomodación y por tanto, ningún aprendizaje, no ayudando en absoluto a
superar el conflicto latente entre los esquemas y los objetos asimilados. Las
respuestas adaptativas serían aquellas en las que el sujeto es consciente de la
perturbación e intenta resolverla. Las respuestas adaptativas pueden ser de
tres tipos.
1) La regulación de la perturbación no se traduce en un
cambio del sistema de conocimientos, ya sea porque la perturbación es muy leve
y puede ser corregida sin modificar el sistema o porque, siendo fuerte, se
ignora o no se considera. Esta es la respuesta alpha.
2) El elemento perturbador se integra en el sistema de
conocimientos, pero como un caso más de variación en el interior de la
estructura organizada. Respuesta beta.
3)Hay una anticipación de las posibles variaciones que
dejan de ser perturbaciones para convertirse en parte del juego de
transformaciones del sistema. Respuesta gamma.
Raramente los desequilibrios dan lugar a una acomodación
óptima de los esquemas de conocimiento, al menos en el caso del conocimiento
científico que, como es sabido, es el principal objeto de los estudios
piagetianos. Aquí surge un nuevo interrogante. ¿Qué condiciones ha de reunir el
desequilibrio para que dé lugar a un verdadero progreso en el conocimiento?
En el caso de Piaget, estas condiciones están relacionadas
con el grado de desarrollo y coherencia interna de la teoría o sistema
conceptual que sea contrastado con los hechos. Existe una interacción compleja
entre el conjunto de esquemas de asimilación y la realidad asimilada. De esta
interacción surge la reestructuración. Piaget y García encuentran que toda
teoría o conjunto de esquemas organizados se ve sometida en su desarrollo a
tres tipos de análisis que implican una reorganización jerárquica progresiva:
1) Análisis intraobjetal, mediante el cual se descubren
una serie de propiedades en los objetos o en los hechos analizados.
2) Análisis interobjetal, por lo cual se establecen
relaciones entre los objetos o características antes descubiertos. Estas
relaciones permiten explicar las transformaciones que se producen en situaciones
causales.
3) Análisis transobjetal, que consiste en establecer
vínculos entre las diversas relaciones construidas, de forma que compongan un
sistema o estructura total, reduciendo así las perturbaciones posibles.
Piaget distingue entre la toma de conciencia de las
propiedades de los objetos (abstracción empírica) y la toma de conciencia de
las propias acciones o conocimientos aplicados a los objetos (abstracción
reflexiva).
En su teoría, el mecanismo de la toma de conciencia aparece
en todos sus aspectos como un proceso de conceptualización que reconstruye, y
luego sobrepasa en el plano de la semiotización y la representación, lo que se
había adquirido en el plano de la acción. En el marco de la teoría piagetiana
del aprendizaje, la toma de conciencia de un conflicto cognitivo debe
considerarse como una condición necesaria pero no suficiente para la
reestructuración de los conocimientos. Sólo mediante una respuesta adaptativa,
con la que el sujeto toma conciencia del conflicto e intenta resolverlo acomodando
sus esquemas, puede lograrse una reestructuración. Aún así no todas las
respuestas adaptativas conducen, al menos directamente, a la reestructuración.
Para alcanzar esa reestructuración el sujeto debe ir
superando desequilibrios de naturaleza diversa. Si inicialmente son fracasos
empíricos, más adelante pasan a ser conflictos de naturaleza conceptual, entre
esquemas o teorías en acción. También observamos el paso del análisis
intraobjetal al análisis interobjetal para acabar construyendo un sistema transobjetal
que integra todas las dimensiones presentes.
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